Los depósitos de tratamiento de agua deben estar a la altura
En las plantas de tratamiento de agua, los depósitos se utilizan para almacenar y manipular diversos líquidos y medios utilizados para purificar el agua. La seguridad de una planta de tratamiento de agua consiste en parte en garantizar que el agua tratada no se contamine y en parte en garantizar que no se produzcan fugas de productos químicos, subproductos o agua contaminada. En ambos casos, la salud humana y la naturaleza pueden resultar perjudicadas. Si esto se debe a una falta de supervisión, puede haber consecuencias legales y económicas para los responsables. Inspeccionando con regularidad, puedes prevenir problemas y reparar a tiempo los daños menores. En Cistern Solutions podemos ayudarte tanto en la inspección como en la reparación.
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Tratamiento del agua mediante cisternas
En una planta de tratamiento, hay tanques para la filtración, la oxigenación, el ajuste del pH o el almacenamiento. Las sustancias almacenadas en los depósitos son Agua bruta: Agua sin tratar Aguas residuales: Agua sucia procedente de hogares e industrias Agua purificada: Agua que ha pasado por todo el proceso de depuración y puede liberarse al medio ambiente o reutilizarse.
Productos químicos:
- Productos químicos que precipitan el fósforo y otras sustancias.
- Desinfectantes que matan las bacterias y otros microorganismos.
- Ajustadores del pH: Se utilizan ácidos y bases para ajustar el pH del agua.
- Agente de flotación: separa las impurezas del agua.
Lodos: Los lodos de depuradora son un subproducto del proceso de tratamiento. Biogás: Los lodos pueden utilizarse para producir biogás. Aire: En algunas partes del proceso de tratamiento biológico, se añade aire u oxígeno. Según el medio y el volumen, las cisternas van desde el hormigón y el plástico reforzado con fibra de vidrio (BPA) hasta el acero galvanizado y el acero inoxidable. Todas las cisternas pueden reforzarse con un revestimiento para mayor protección.

Problemas y daños en los depósitos de tratamiento de agua
Las cisternas de las plantas de tratamiento de aguas residuales están sometidas a tensiones que pueden provocar grietas, fugas o el debilitamiento de su estructura. La corrosión es un problema común. El metal puede reaccionar con los ácidos, álcalis o sales utilizados en el proceso de tratamiento. El agua con un pH bajo, como el agua de lluvia ácida que se filtra, o el agua con un alto contenido de oxígeno, aumentan el riesgo de corrosión. La humedad y el oxígeno del aire también pueden acelerar el proceso de corrosión. Puede producirse corrosión galvánica si, por ejemplo, introduces tuberías de acero inoxidable en un depósito de acero galvanizado. Los productos químicos utilizados en los procesos de depuración pueden descomponer el depósito. El ácido sulfúrico y el hidróxido sódico son ejemplos de productos químicos que pueden causar daños. Los desinfectantes como el cloro o el ozono también pueden tener un impacto negativo. La abrasión física se produce cuando las partículas flotan en el agua, sobre todo si el agua fluye a gran velocidad. El riesgo es mayor en las cisternas que contienen aguas residuales o lodos. Los cambios rápidos de temperatura pueden provocar tensiones que causen grietas o deformaciones. Las bacterias, las algas o el moho pueden afectar a la velocidad de corrosión. Pueden producirse daños estructurales si la instalación se hace incorrectamente, en caso de asentamientos o sobrecargas. El resultado son grietas o deformaciones.